miércoles, 2 de julio de 2008

Hay dimensiones ocultas detrás de cada cosa,
murmullos antiguos que despiertan y simulan ríos de la memoria.

A cada mirada antecede una procesión de ausencias y muertes,
detrás de cada poema, una multitud de rumores;
detrás de cada desnudez, una parvada de manos;
detrás del rostro de una joven: el vértigo de la ciudad y sus fríos albores;
detrás de una lágrima; todas las violaciones, los gritos, las desesperanzas;

El silencio es el aroma, la expresión última, la primera.

Hablar es ya convocar fantasmas.

La mirada, un puente abarrotado de insomnes, innumerables y lentos insomnes que andan con la cabeza baja.

Un hombre y una mujer amándose a mordidas son ya la humanidad entera haciendo su juego favorito.

R. D.

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